Imagen: LensBaby: Liberty - Pigeons
El sonido fue ensordecedor, Octavio parpadeó repetidas
veces mientras una absurda sucesión de teorías atropellaba su mente, paseó la
vista por la plaza debajo suyo buscando un cuerpo desplomado y la consiguiente
escena de pánico en que todos comenzaban a correr alejándose del cadáver.
Nadie. Claro que no, no tenía sentido, si todavía no apretaba el gatillo ni una
sola vez, no había elegido cuál sería su primer víctima del día. Sin embargo
las palomas habían volado espantadas, no había sido fruto de su imaginación. El
vuelo de las palomas formaba parte del ritual, igual que los gritos, las
corridas, la gente cayendo como moscas, era su ritual, sabía cómo llevarlo a
cabo, era lo mejor que sabía hacer… pero esta vez era distinto, el rompecabezas se armaba solo y él no encajaba
las piezas.
Entonces olió la pólvora y el dolor lo golpeó de imprevisto, sintió la sangre caliente resbalando por la sien y cayó sobre su costado intentando enfocar la vista en la figura que proyectaba una sombra encima de él. Tosió y el dolor hizo estallar el mundo, el gusto a sangre en la boca le produjo arcadas. No podía ser quien creía, él estaba en una cama, muriendo, como todo el mundo pero aceleradamente, no podía estar allí a su lado… no podía haberle disparado… no tenía las fuerzas suficientes y tampoco le importaban sus acciones, nunca le habían importado.
-Alguien tenía que hacerlo, alguien… tenía que detenerte. Ya está, todo estará bien ahora, hijo, no volveré a dejarte solo, vamos a casa...- la figura se sentó a su lado temblando por el esfuerzo y le sostuvo la cabeza entre los brazos hasta que los ojos de ambos se fueron apagando mientras las lágrimas se entremezclaban con la sangre.
Entonces olió la pólvora y el dolor lo golpeó de imprevisto, sintió la sangre caliente resbalando por la sien y cayó sobre su costado intentando enfocar la vista en la figura que proyectaba una sombra encima de él. Tosió y el dolor hizo estallar el mundo, el gusto a sangre en la boca le produjo arcadas. No podía ser quien creía, él estaba en una cama, muriendo, como todo el mundo pero aceleradamente, no podía estar allí a su lado… no podía haberle disparado… no tenía las fuerzas suficientes y tampoco le importaban sus acciones, nunca le habían importado.
-Alguien tenía que hacerlo, alguien… tenía que detenerte. Ya está, todo estará bien ahora, hijo, no volveré a dejarte solo, vamos a casa...- la figura se sentó a su lado temblando por el esfuerzo y le sostuvo la cabeza entre los brazos hasta que los ojos de ambos se fueron apagando mientras las lágrimas se entremezclaban con la sangre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario