25.8.07

Loca de amor


Anoche vi esta película, protagonizada magistralmente por Audrey Tautou (la misma actriz de Amelie).
La recomiendo mucho a quienes no la hayan visto aún... no puedo contar demasiado de qué trata por miedo a contar de más.
Mírenla, después me cuentan ^:^









23.8.07

Bostezo.

Libro cuarto.

Adán: - (...) En esa plenitud armoniosa que adquiere el poeta durante su inspiración, yo diría que resuenan a la vez todas las músicas posibles: resuenan todas ya, y ninguna todavía, en cierta unidad extraña que hace de todas una y de una todas las canciones posibles, y en cierto "presente" de la música por el cual una canción no excluye a la otra en el orden del tiempo, porque todas hacen una sola canción inefable...
Pereda: -¡Eso es el caos!
Adán: -¿Quién te lo ha dicho? ¡Es el caos, justamente! Así como en el Caos primitivo, antes de la creación, todas las cosas estaban, sin diferenciarse ni combatirse, así están todas las canciones juntas en el caos musical de la inspiración poética.
Pereda: -¡Ahora resulta que soy metafísico de carambola!
Schultze: ¿A que no saben lo que significa, etimológicamente, la palabra "caos"?
Adán: -¿Qué significa?
Schultze: -El vacío del bostezo.
Adán: -¿Y a mí qué?
Schultze: -A ver, ¡bostecen ustedes!
(Adán, Pereda y Ciro, intimidados, ensayan un bostezo de imitación)
Adán (con un asombro alegre): -¡Notable! ¡El bostezo es una inspiración profunda!
Schultze (triunfante, pero sin abusar de su triunfo): -Eso quería demostrar.

Fragmento de Adan Buenosayres, de Leopoldo Marechal.

17.8.07

Mariposa remendada (polilla?)

° Muchas películas me hacen llorar... incluso en partes que no son para que la gente llore...

° Tengo la manía de dibujar ojos por todas partes.

° Estoy leyendo como 5 libros a la vez.... lo peor es que a muchos de ellos estoy a punto de terminarlos y lo mas probable es que deba leerlos de nuevo para recordarlos =S

° A veces hago absurdas asociaciones de palabras/hechos que quizá sólo yo comprendo... y me tiento de risa como una desquiciada... esté donde esté, no puedo evitar reirme a carcajadas.

° La mayor parte del tiempo me importa muy poco lo que la gente pueda pensar de mí.

° Mis promesas son poco fiables... suelo olvidarlas =(

° Colecciono recipientes... cajitas, botellitas... todo pequeño... vaya uno a saber por que (psicoanalistas abstenerse, por favor)

° Tengo memoria olfativa.

° Digo mas cuando escribo q cuando hablo... (Sep, somos 2...)

° Como con la lentitud de un caracol, siempre todos terminan antes que yo... pero no puedo evitarlo... si me apuro me duele la panza! =(

° Melancólica, idealista, fiaca, celosa, llorona...

° Muchos etc a ampliar en otro momento.

Mostrando mis parches al mundo, imitando a La Celeste Silenciosa de las burbujas de sal, alias Loly ^_^
http://burbujasdesal.blogspot.com/

12.8.07

.: IV :. (Odio)


Salió de la ducha y se paró frente al espejo con el cuerpo aún desnudo y empapado. El reflejo empañado le devolvía un rostro fantasmal que no distaba demasiado de su propia imagen mental.
Después de pasar la mano por el vidrio para disipar el vapor condensado, clavó en sus ojos una mirada de intenso odio.
No era todo el tiempo consciente de ese odio, pero cuando se hallaba frente al espejo los sentía fluir desde sus entrañas.
Odiaba su imagen, que no reflejara lo que en realidad era.
Odiaba no saber cómo debería ser esa imagen, aunque tenía la certeza de que debía ser monstruosa.
Aborrecía no poder sentir como una persona normal.
Apretó los puños y los dientes con fuerza, sin dejar de mirarse a los ojos mientras sentía las lágrimas calientes rodar por sus mejillas.
Odiaba ser tan secretamente vulnerable.
Odiaba haberse sentenciado de por vida a la más estricta e inalterable soledad.
Tenía el cuerpo tenso, como si estuviese a punto de desgarrarse y dejar escapar de su interior una bestia furiosa. Sus sienes latían. Los dientes rechinaron. Los nudillos comenzaban a palidecer.
Antes que pudiera darse cuenta su mano se estrelló contra el espejo, justo en medio de sus ojos, en un desesperado intento por descargar todo el odio que se había gestado en su interior. Como si pudiese hacer añicos el objeto de su desprecio, cuya mirada seguía clavándose en la suya.
Lo que sí se resquebrajó fue el vidrio. Una grieta partió su reflejo en dos. Pasó un rato antes que se percatara de que su mano se había lastimado. Sus ojos siguieron el recorrido de las gotas de sangre con fanática abstracción.
Se llevó la mano a la boca y con fascinación, lamió sus nudillos, entrecerrando los ojos ante el sabor metálico. Sintió el calor de la incipiente excitación trepar por su cuerpo, su corazón latió desaforado.
El deseo creció y se esparció por cada uno de sus poros. Volvió a meterse tras la cortina de la ducha, como si le provocase vergüenza la mirada de su reflejo distorsionado. Sin sacar la mano de su boca un instante se masturbó hasta que el orgasmo llegó con rabiosa rapidez; saboreando las gotas color escarlata como si fuesen el más sagrado elixir.

11.8.07

.: III :. (Adoración)



"Cuello de cisne... Tiene cuello de cisne. Me desesperaría si me fuese negado volver a ver ese cuello."
Detrás de ella podía verse el río gris bajo un cielo del mismo color, que hacían juego con sus ojos. La palidez de su piel recortaba su figura del entorno y le impedía fundirse en él. Los movimientos pausados le daban un aire de pavorosa irrealidad. Inclusive el viento en sus cabellos parecía soplar con inusitado cuidado, como si fuese una estatua de sal y pudiese desmoronarse. Era tan frágil su apariencia que Sebastián sintió un involuntario escalofrío.
En ese momento ella posó la mirada sobre la suya y él pudo sentir el rubor trepar por sus mejillas. No supo si le sonrió, lo ignoró o hizo un gesto de fastidio, porque no se animó a volver a mirarla.
Así era siempre... y así sería siempre. Era demasiado tímido para hacer otra cosa que sonrojarse y bajar la vista.
Se miró los pies, deseando estar en otra parte pero sin que su repentina partida pusiera en evidencia su verguenza.
Oyó la voz de Sergio, riendo despreocupado, mezclada con la de Diego, que lo instaba a apurarse o llegarían tarde a clase.
Sobresaltado, la buscó con ojos ansiosos. No podía compartirla con ellos. Nunca comprenderían. Lo empujarían a hablarle, a acelerar las cosas. Lo urgirían a un encuentro para el que nunca estaría preparado. No, no podía contarles.
Sergio y Diego eran los únicos amigos que tenía en ese momento. Y no era mérito suyo. Ellos eran sociables por demás. Se le habían acercado, tomado las riendas de la conversación y todo fluyó solo. Estaba bien que así fuera. No podría haber sido de otra manera.
No estaba hecho para los contactos sociales. Desde pequeño había rehuído de relacionarse a menos que no le quedara otro remedio. Cada vez que cambiaba de ámbito dejaba atrás todo lazo débilmente construído.
Había pasado dos años de facultad sin dejar que se le apegaran demasiado sus compañeros, pero en el último no había podido evitarlo.
-¡Seba! ¡Ahí estás!- lo reclamó la voz de Diego.
Su mirada se perdió en el río. Nada la detuvo. Sonrió agradecido mientras sus amigos se acercaban y lo observaban extrañados.
-¡Dale, pasmado! Llegamos tarde. Ya sabés que cuando se trata de números tu presencia nos es indispensable.- lo apuró Sergio y agregó entre risas:- A menos que se trate de conseguir un número de teléfono, obvio.
Ambos se miraron divertidos y Sebastián dudó unos instantes si lo habrían estado observando un tiempo antes de llegar.
Sacudió la cabeza, se levantó y se encaminaron al aula. No había forma de saberlo porque no iba a preguntarles.
Una vez en clase, sentado junto a la ventana, se puso a contemplar el río gris bajo el cielo gris. Hacía falta su blanca figura rompiendo la monotonía del paisaje. Hacía falta su grácil cuello de cisne y su lenta fragilidad deshaciendo el espeso manto grisáceo de su horizonte.

8.8.07

La nueva cara de Llovizno

POEMA
(Julio Cortázar)
Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores blanquísimos donde se juegan las fuentes de la luz, te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza de cicatriz, voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y cintas que dormían en la lluvia. No quiero que tengas una forma, que seas precisamente lo que viene detrás de tu mano, porque el agua, considera el agua, y los leones cuando se disuelven en el azúcar de la fábula, y los gestos, esa arquitectura de la nada, encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro. Todo mañana es la pizarra donde te invento y te dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa. Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es también la luna y el espejo, busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo. Además te quiero, y hace tiempo y frío.