2.6.04

Aprender a desviar la trayectoria antes de estrellarse contra la pared.

Y porque a veces pasa, no...? Que uno no mide, acelera y aprieta con fuerza los párpados hasta ver todo de un color morado rojizo que nos hace olvidar de la pared que hay enfrente. Y cuando abrís los ojos tenés dos opciones: hacerte panqueque humano o exigir tus reflejos al máximo para desviarte un centímetro antes de saborear la pintura celeste pastel del muro en cuestión.
Pero otras veces alguien nos toca un hombro a tiempo, nos despabila con suavidad y hasta es posible que nos haga sonreir... Entonces ahí ocurre lo inesperado... el muro desaparece! =)
Y ya no aceleramos ni apretamos los párpados sino que nos dejamos llevar por la brisa con los ojos entornados.
Un dedo en el hombro puede salvar el mundo.

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