28.10.04

Eclipse total de luna.

Conjunción de millones de miradas.
Entre ellas, la tuya y la mía,
entrelazadas, acariciándose.

26.10.04

Puntos suspensivos.

Corroe mis ojos,
los reseca, los agrieta.
Avanzo a los saltos
en un sarcófago de lata,
con ventanillas grises
horadadas por la suciedad.
Sin embargo los muertos
parecieran ser los de afuera.
Nada puede hacerse.
Corroe mis labios,
los quiebra, los despedaza.
Se introduce por mi nariz
y mi olfato se suicida,
mientras las paredes chorrean
minutos irrecuperables.
Un hombre patea un cartel
con una irracional furia morada.
Su pierna se parte en dos.
Ahora intentará con la otra.
Un hombre tropieza sin ver
con un cantero de flores naranjas.
Su rodilla se sale de lugar.
Nadie lo ayuda a levantarse.
Un hombre espera parado
algo que nunca llegará
y sus ojos tristes
se escapan volando.
Corroe mis oídos,
los quema, los desangra,
los llena de ruidos
y palabras sin sentido.
La gente mira sin ver,
como autómatas mal programados.
Me pregunto cuán profundo
habrá llegado su putrefacción.
Es hora de bajar,
final del recorrido.
Aún así el pantallazo
no servirá de advertencia.
Mis pies tocan el asfalto
y se astillan, se desintegran.
Caigo de bruces y maldigo,
llorosa y balbuceante,
mi grotesca entrada triunfal
en este mundo tóxico y malparido.

21.10.04

Para Elisa.

Con manos temblorosas abrió la cajita musical que descansaba sobre la almohada y una diminuta bailarina color rosa nacarado dio unas cuantas volteretas al son de "Para Elisa"

20.10.04

Peces pelusa.

Escrutando los más recónditos rincones podemos encontrarnos con cosas que creíamos olvidadas.
La belleza suele esconderse en oscuros recovecos, está en uno saber dónde buscar.

10.10.04

Acariciar la lluvia.

Hundir las manos
en un estanque
de aguas cristalinas,
observar las sombras
que las ondas dibujan
sin poder evitar
que los ojos
se colmen de rocío.

Observar la llovizna
quebrando
la blanda superficie,
sentirme fundir en ella
pese a que todas
las leyes de la física
me lo prohíban.

Ahogarme
en la laguna
de las cuencas
de tus ojos tristes,
morir en el intento
de beber tu llanto
sin consuelo,
acariciar la lluvia.

Amarte
desde la ternura
acuosa de tus manos
hasta la infinitud
de las estrellas
que se reflejan
en el fondo
de tu alma.


Amor... gracias por todo... no tengo más palabras.


1.10.04

Duendes.

Existen seres que se cuelan por entre los pliegues de nuestras pestañas mientras soñamos con los parajes más extraños.
Se acercan sigilosos y nos acarician el rostro con sus manos heladas para que no lloremos (tanto).
Nos señalan los resquicios que a veces no vemos entre la niebla para que no nos perdamos el ojo de la luna.
Nos contagian su risa pura y despreocupada para que quienes nos rodean se percaten que de estamos locos.
Dibujan con su magia en el aire las más inverosímiles imágenes... esas que alguna vez presentimos, pero que nunca nos atrevimos a materializar.
Los duendes nos tiran de las mangas para instarnos a escribir cosas como esta, que a veces no estamos demasiado seguros de dónde surgen...
No podemos evitar, por sobre todas las cosas, amarlos por su naturaleza etérea y sus contagiosas alas.
Feliz cumpleaños, Nino/Shizué, mi duende de luz y oscuridad...