27.4.09

En la cola del Banco.

"-... sabés a qué se dedicaba el tipo? A limpiar plata.
-Eh? A limpiar...? Al lavado de dinero decís.
-¡Sí! ¡Eso! Limpiar plata, lavar dinero... ¡es lo mismo!"

25.4.09

Un mate y un amor.


El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed.

Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'.


Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.

Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.

En verano y en invierno.

Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.

Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde: 'Como tomes vos'.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.

La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da.

La yerba no se le niega a nadie. Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.

Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.

Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.

No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.

O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno.
Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...

Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla, no el mate. Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambia la yerba!'. Es el compañerismo hecho momento. Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'. Es la modestia de quien ceba el mejor mate. Es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día. Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

{ Lalo Mir en el programa 'Lalo Bla Bla' Radio Mitre (ARGENTINA) }


Me lo mandaron por mail :) Gracias Lore!

4.4.09

sai Cortázar

"He trabajado siempre por impulsos a veces casi brutales (cuentos escritos al saltar de la cama, como continuación forzosa de un sueño, o bruscas iluminaciones que exigían ser dichas), o bien he tenido la impresión de que respondía a ciclos aislados e incluso excluyentes."
(Cartas 1964-1968)

"Poco o nada reflexiono al escribir un relato, como ocurre con los poemas, tengo la impresión de que se hubieran escrito a sí mismos y no creo jactarme si digo que muchos de ellos participan de esa suspensión de la contingencia y de la incredulidad."
("Del sentimiento de no estar del todo" - La vuelta al día en ochenta mundos.)

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El primer fragmento es parte de una carta a una mujer, no llegué a anotar su nombre porque me quedó chico el subtepass XD Esto y más palabras de Julio -junto con algunas fotos- forman parte de una suerte de decoración en el 1er piso de una gran sucursal de El Ateneo, sobre la calle Florida.
Me pasó que lo leí hace unos meses y me quedé sin aliento al reconocerme en sus palabras. Esa situación en que uno no puede evitar sonreír y asentir a las palabras escritas en la pared como si se tratara de un hermano que comprende lo que nos pasa por dentro ^^Anteayer volví allí y subí a anotarlas.
Acá están para releerlas y relamerse cuantas veces haga falta :D
Un abrazo!