Una pequeña sombra asomaba por el agujero de su ojo derecho, vacío y lagrimeante.
La ínfima oscuridad amenzaba con desparramarse por sus ajadas mejillas de color purpúreo.
Inhaló un gigantesco suspiro que hinchó su pecho y se escapó por entre sus labios produciendo un leve silbido.
Con la yema de un dedo difuminó la sombra por sus pestañas-persianas en un gesto de forzada despreocupación.
Parpadeó repetidas veces salpicando oscuridades a su alrededor y con una melancólica sonrisa enfrentó al último vagón del tren que se alejaba.
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