29.1.09

Premonición

Soñé que habías muerto. La angustia que se apoderó de mí al alba fue tan grande que las lágrimas resbalaron por mi rostro sin que pudiera controlarlas.
Estaba seguro de que había sido un sueño, pero tan vívido... que me pesaba en el pecho de sólo recordarlo.
Encima te hallabas lejos, qué peor jugarreta para mis sentidos que el no poder constatarte.
Intenté llamarte sin éxito. Necesitaba un leve atisbo de vos para poder tranquilizar mi espíritu y no podía obtenerlo. Decidí salir a caminar.
El mundo se había contagiado mi decadente ánimo. El cielo de un gris plomizo parecía a punto de derrumbarse sobre mí. Me encaminé hacia la playa. El mar era mi confidente desde que tenía memoria.
El viento soplaba contra mi cuerpo casi impidiéndome avanzar, la arena en los ojos me cegaba por completo. El mundo parecía haberse complotado para que mi alma no pudiese aliviarse.
El sonido del mar no ayudó más que a sentirme pequeño, y conmigo vos. Mis ojos cerrados me trajeron nuevamente las imágenes de pesadilla y tuve que correr hasta un teléfono para no enloquecer.
Por fin pude oír tu voz al otro lado. Y no fue suficiente para tranquilizarme. Te sentí lejana, ajena... distinta. Como si algo de vos hubiese muerto realmente en mi sueño. No supe qué hacer y corté la comunicación. No soportaba mis propias sospechas. No podía contra mi propia mente que me arrinconaba.
Te veía volver a morir una y otra vez; y con cada una de ellas mi certeza de que tu voz al otro lado de la línea no era la de la mujer que yo conocía y amaba, crecía a pasos agigantados.
La mañana siguiente me descubrió insomne mirando a través de la ventana. Los ojos enrojecidos me ardían de tanto llorar.
La azafata recibió temerosa el boleto de avión de las manos de un hombre desencajado. ¿Para qué molestarme en disculparme si jamás comprendería mi desesperación?
Llegué hasta el umbral de su casa y mi corazón latía desaforado. Rogué al cielo y al infierno equivocarme.
Sus ojos asustados se posaron en mí y me tendió una mano al reconocerme. Me abrazó como siempre, me llenó de preguntas.
Algo faltaba, algo era distinto, algo nunca más sería igual. Tuve que resignarme y hacer de tripas corazón ante su confundida mirada. Me hizo la promesa que le pedía, era la única manera de que yo pudiera tranquilizarme. Accedió a mi absurdo pedido, a mi irrealizable deseo, y la amé por ello. Porque después de todo, algo en su interior seguía estando conmigo.
Por favor no te mueras mientras yo esté despierto...

{Natalia Cáceres 27/1/09}

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:D Estoy contenta. Hacía rato que no escribía nada. Mucha inyección cortazariana dio resultado. Este cuento salió en base a una lista de pedidos de amigos sobre temas específicos. Este debía tratarse sobre la desolación. Surgió después de leer "Ahí pero dónde, cómo". Este cuento disparó una serie de imágenes que venían rondando mi mente desde hace tiempo.

La imagen se llama "Ausencia", es de aca y no podia venir mejor al caso ^^

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